Grazie Principe
Encaro el papel pixelado (?) con un gran cúmulo de sensaciones que se me hacen difíciles de describir. Estos días tras la victoria interista en la final de la Champions League y mi retorno al mundo laboral (maldita razón que me privó de estar en Madrid en tan señalada fecha) apenas he tenido tiempo para redactar algo que seguramente mis compañeros y algunos de nuestros seguidores esperaban de mi como buen hincha interista que soy desde hace tanto.
No entraré en análisis tácticos del gran choque, ni en la triste marcha de Mourinho tras la inolvidable campaña. Tampoco en el futuro de la entidad nerazzurra ni nada parecido. Mi protagonista es un hombre al que admiro desde hace muchos años, exactamente una década, fecha en la que apareció en Racing de Avellaneda para hacerlo campeón a principios de siglo luego de una larguísima espera, pues si bien el anterior entorchado nacional para la Academia se dio en 1966, la última Copa de Europa del Inter había sido en 1965. Se trata del hoy injustamente reconocido (por lo tardío, no por su enorme labor) Diego Milito.
Si, el Príncipe llegó a esto del fútbol para con humidad, un trabajo solidario a destajo en cada entreno y partido, disciplina táctica, muchísima ilusión y un acierto fuera de toda duda, alegrar la vida a los suyos, sus compañeros de equipo y por ende a las respectivas aficiones. En ningún lugar defraudó aunque la gloria de los grandes acontecimientos ha tardado en llegar.
Curiosamente al enterarme de su fichaje por el Inter me hice con su zamarra con el número 22 allá por el mes de agosto del pasado verano. Y fueron esos tantos precisamente, 22, los que anotó en la Serie A para completar el quinquenio glorioso del Inter en Italia con un gol decisivo en Siena sin el cual la Roma les habría arrebatado la corona. Pero ni el Scudetto ni la Coppa pudieron obtener los capitalinos ante la voracidad del gran Diego, pues les arrebató el torneo del K.O. en el mismísimo Olímpico con un memorable gol en solitario contra toda la defensa.
Pero si tan oportunos como definitivos fueron aquellos dos tantos en suelo italiano, tanto o más los fueron aquellos que anotó el pasado sábado en Madrid para devolver la gloria europea al Inter tras 45 años de desgracias en la máxima competición continental. Una pared con Sneijder tras bajar un balón de las nubes dio ventaja a los suyos luego de una magistral definición ante Butt, completando la faena posteriormente con un nuevo tanto al destrozar la cintura a Van Buyten antes de colocarla en el ángulo inferior a años luz de la estirada del meta germano:
Como español le temo para el Mundial, pero como amante del balompié y de dos de los clubes que llevo grabados a fuego en el corazón no puedo más que agradecerle lo mucho que ha hecho por los que siempre lo idolatramos, haciéndole desde aquí una petición que sé que no leerá pero que de seguro le han hecho llegar muchos amigos desde su tierra natal: vuelve a la Acadé antes de retirarte y sácalos de nuevo campeones, pues estoy seguro que una vez has logrado todo en Europa ese reto sería el broche de oro para tu carrera.
Grazie, Diego Alberto Milito
Comentarios
Y muy justo el reconocimiento a Diego Milito, un gran delantero que hasta los 30 años no ha tenido la oportunidad de jugar en un equipo grande y ha demostrado que tiene condiciones de sobra para triunfar, me alegro por el porque siempre ha sido un jugador que ha dado un gran rendimiento en todos los equipos que ha estado; Racing, Genoa, Zaragoza, otra vez Genoa y por fin el Inter.
Al final el fútbol le ha brindado esta gran oportunidad y no la ha desaprovechado el príncipe.
Pero me alegró muchísimo, y más por Milito, reconocido tarde tan injustamente (bueno, y dudo mucho de lo que le dejen aportar en el mundial).
Por supuesto, el primero del que me acordé al conocer el resultado del sábado fuiste tu Garrincha, enhorabuena!
Estoy deseando que si un día vuelve a la Academia hacerme con su camiseta. Ya está en mi Olimpo particular de héroes balompédicos junto a los Garrincha, Juanito, Djorkaeff, Baggio y alguno más :)