El adiós
"He convivido con gente extraordinaria en todos los sentidos. Me quedo con los afectos... y con algunos juegos de posición, con eso también me quedo."
Me cuesta explicar con claridad todo lo que sentí desde anoche hasta hoy. Sentimientos e imágenes tan variadas como chocantes recorrieron mi mente como Dani Alves la banda derecha del campo. Fue la incertidumbre, tal vez; el terror, puede ser; o simplemente la negación, esa acción y sensación tan humana que a veces asusta. Mi cabeza no podía asumir tal decisión, aún cuando faltasen unas horas para que sea oficial. Me resultaba difícil discernir entre fantasía y realidad, entre la ilusión y hechos, entre quedarse o partir. Hoy desperté con la idea en la mente y la confirmación atragantada, fueron las palabras que nadie quiere oír las que provocaron esta simple acumulación de sentimientos volcados en un papel. Sobre un gran hombre y un eterno vacio que dejará su partida. Sobre lo difícil que será asumir que Pep Guardiola ya no caminará por la misma senda que el Fútbol Club Barcelona.
Estoy convencido de que cuando de manera unánime se reconoce a una persona por su nombre o apodo, es porque ha dejado algo. Y Pep nos ha dejado demasiado, tanto que las palabras parecen de agradecimiento suenan vacías, insuficientes. Tan grande fue su aporte a este deporte del cual, como aquel adolescente enamorado, uno obvia sus defectos y adora incondicionalmente. No es casualidad que el legado de Guardiola al fútbol moderno sea tan gigantesco, porque el mismo fútbol había entrado en un momento cúlmine tanto por el juego propiamente dicho como por su contexto. Un hincha que sólo quiere ganar, un periodista que solo valora los trofeos, un fútbol que busca el triunfo sin jerarquizar el modo de buscarlo, y mucho menos el de lograrlo. Y es por eso también que otro defecto tan humano como el egoísmo nos privó de ver más allá del Guardiola entrenador. Primero, como el de Santpedor siempre ha recalcado, está lo terrenal, lo palpable, la misma esencia. Primero está la persona, y Pep es una de esas a las que el aura de grandeza les resulta indisimulable.
El Barcelona de Guardiola podrá ser considerado el mejor equipo de la historia, pero detrás de los éxitos permanentemente ponderados siempre nos quedará el fútbol. Fútbol, más que una palabra, más que un deporte, toda una forma de vida, la misma que Guardiola y su equipo decidieron vivir con alegría, con responsabilidad, humildad y trabajo, pero por sobre todas las cosas, con una solidaridad envidiable. Ángel Cappa siempre ha dicho que los equipos no salen a la cancha para jugar ‘lindo’, pero la grata consecuencia del club blaugrana en manos de Pep fue la de alegrar a hinchas y espectadores neutrales, un detalle nada menor en los tiempos que corren. Si el fútbol es un escape a los problemas cotidianos, definitivamente aprendimos a aislarnos de todo lo malo con 90’ de las proyecciones de Alves, el esfuerzo de gladiador de Puyol, el cerebro de Xavi, la realidad virtual de Iniesta y el fútbol de un tal Lionel Messi, la más grande expresión futbolística que hemos podido apreciar en el último tiempo, gracias en parte a la mano de artesano de quien hoy nos deja huérfanos… pero felices.
Llegará la liberación, el alivio tras tanta vorágine y tanto peso en los hombros de un hombre enamorado y obsesionado con una idea de fútbol admirable. Fue precioso mientras duró, pero para el hacedor de maravillas ha llegado la hora de parar. Dicen que es lo más simple del mundo, tan solo parar. Pep ha decidido y aunque nuestros corazones no lo comprendan llegó la hora. Como el ángel que se ganó sus alas, llega el duro momento de decir adiós, de cerrar un libro lleno de páginas escritas con tinta color oro. Decimos adiós al entrenador, pero también decimos adiós al hombre. Hoy, durante el mediodía de la pintoresca Barcelona, ha nacido la leyenda.
"Me he vaciado y necesito llenarme. Me voy en paz, he hecho todo y más para que todo salga bien."
Comentarios
Pep no se cuando pero seguro que volveras,hasta entonces sigue disfrutando de la vida crack.