"Parecía un buen fichaje" de Miguel Gutiérrez
No es fácil aproximarse a este “Parecía un buen fichaje” sin tener en mente a la cantidad de jugadores a los que asociamos esa frase en un momento determinado de nuestras vidas.
Hace unas noches mismo, mientras observaba a través de la televisión el Real Madrid-Galatasaray, pensé en la figura de Altintop.
A mi, personalmente, su incorporación al equipo merengue me pareció un buen fichaje, y no me duelen prendas en decirlo. Considerando que se trataba de un jugador de experiencia internacional más o menos contrastada, polivalente, procedente de otro todopoderoso como el Bayern Munich, que había sido incluso titular en la final de la Champions League perdida por los bávaros frente al Internazionale (entrenado por José Mourinho) en el Santiago Bernabéu en 2010. Sin embargo, la aportación del bueno de Hamit a la historia blanca quedó reducida al último gol (el sexto) en una goleada a domicilio, en un espectacular –por qué no decirlo- regate a Andrés Iniesta en los cuartos de final de la Copa, y en algún milloncejo en caja. Anoche me preguntaba por qué Altintop no tuvo casi ninguna opción de triunfar en el Madrid, ni siquiera de establecerse como jugador de fondo de armario.
Esta historia de expectativas frustradas con un jugador es algo a lo que estamos expuestos los aficionados a cualquier deporte. Incluso me atrevería a decir que no habrá ningún aficionado a cualquier deporte de equipo que no haya visto irse al traste sus esperanzas en Fulano o en Mengano.
Ya el propio prólogo de la obra, del indispensable Galder Reguera, nos sitúa en este contexto de manera maravillosa. Sin querer entrar en comparaciones, este prólogo nos ayuda a ir entrando en calor con el tema tratando en el libro, como debería ser siempre. Y nos advierte, de manera sutil, en cómo no debemos meramente caer en el error de pensar la típica frase “es que no servía”. En psicología, y espero no ponerme demasiado estupendo, a este sesgo se le denomina “error fundamental de atribución” y como su propio nombre indica, suele ser el fallo principal a la hora de explicar determinada conducta: pensar que las circunstancias no influyen.
Muchos de los que lean estas líneas, sin duda, habrán vivido en primera persona desde su perspectiva de aficionados o profesionales varias de los casos que se narran en el libro. Y por tanto, parten con una idea preconcebida acerca de lo que van a leer que coloca la labor del autor directamente en el punto de mira. No creo para nada exagerado decir que Miguel Gutiérrez supera la prueba con nota, ofreciendo de manera maravillosa no solo el contexto en el que se fue fraguando cada fichaje con datos y referencias (continuas, en una labor de documentación espectacular) a los artículos aparecidos en prensa al respecto, sino que además, y esto ya es de nota, ofrece testimonios directos de personas que compartieron vestuario con algunos de estos jugadores, como en el espectacular capítulo dedicado al fichaje de Stan Collymore por el Oviedo o en el de Roberto Dinamita por el Fútbol Club Barcelona.
Y todo ello sin caer en juicios de valor, evitando ese “error fundamental de atribución” al que aludíamos antes. Con ello, consigue mandar el principal mensaje que para este que suscribe nos ofrece el libro. No es un libro sobre “malos jugadores” sino sobre “malos fichajes”.
Jugadores que bien antes de producirse el fichaje en cuestión eran sobresalientes en su ámbito profesional, o lo fueron después en otro equipo con diferentes aspiraciones, incluso los casos en el que este fichaje fue el paréntesis de una exitosa carrera y sin embargo marcaron la idea de muchos aficionados respecto a esa persona. Por supuesto, también existen casos en los que el jugador nunca destacó especialmente, sino que tanto él como su entorno vieron cómo por obra de intermediarios, mánagers ávidos de traspasos y derivaciones de estos, su nombre acabó situado junto a un número de más de seis dígitos.
Además de ofrecernos una imagen mucho más completa sobre los jugadores protagonistas de estos traspasos fallidos, “Parecía un buen fichaje” sirve para contextualizar de manera brutal determinados procesos y momentos vividos por el fútbol español en los últimos 30 años. En este sentido, el libro nos muestra una visión descriptiva del boom vivido tras la llegada de la conocida como Ley Bosman, o cómo por ejemplo, la mutua influencia entre los dos dinosaurios de nuestro fútbol acabó llevando consigo en más de una ocasión incorporaciones algo precipitadas a sus planteles, infladas por la prensa hasta niveles dolorosos –sobre todo para el jugador- y por supuesto, con un sobreprecio elevadísimo para tratar de compensar el gran momento de su archirrival. Ni que decir tiene que estos “errores” de Real Madrid y Fútbol Club Barcelona no son exclusivos de los épocas de gloria del rival, vive Chigrinsky. En este sentido, en el de reflejo de la historia del fútbol español reciente, destaca también la figura de determinados presidentes de clubes, con declaraciones a micrófono abierto inimaginables hoy en día, o capaces de ponerse el mundo por montera para incorporar a x jugador.
Cabe decir que, al igual que ocurría en la anterior obra del autor , es muy posible que en el futuro el libro pueda servir de referencia para conocer la evolución del deporte a través del comportamiento de sus actores principales. Pero mentiría si dijera que no he echado de menos determinadas cosas en el libro. Por ejemplo, la historia de determinados traspasos de jugadores españoles tanto en épocas pasadas (se me viene a la cabeza el de Mendieta a la Lazio), cercanas al presente (el traspaso de Torres al Chelsea, o la incorporación de Canales y Pedro León al Madrid). No obstante, tal y como dijimos en su día de los protagonistas de “Frases de Fútbol”, no están todos los que son, pero desde luego son todos los que están.
¿En resumen? El regusto que va dejando el libro, desde su apertura, es dulcísimo. “Parecía un buen fichaje” supone una confirmación de lo ya mostrado por el autor en esa Opera Prima mencionada en el párrafo anterior. Tengo la sensación que con Miguel Gutiérrez mucha gente solo piensa en “La Libreta de Van Gaal” aunque es, para mí, una de los cinco o seis autores que mejor escriben de fútbol en España. Gutiérrez sigue demostrando que existe un término medio entre la escritura académica, casi didáctica, de determinados autores, el tono lírico de determinados “románticos” a los que se les olvida que en el fútbol se dan patadas en la espinilla y la vertiente de “colegas en el bar” con que se escriben determinados libros de cuyo nombre no quiero acordarme. La obra de Gutiérrez habla de fútbol, de campos embarrados y de grandes estadios, de frases y de flashes, de la relación de amor-odio de los protagonistas con los medios, de negocios y de sentimientos. Y, de paso, deja la ironía y el sarcasmo en manos de quien lee, no a su voluntad.
Contemporáneo de grandes articulistas como Jabois o Gistau o de veteranos como Enric González o Segurola, los libros de Miguel Gutiérrez poco a poco empiezan a reclamar un sitio principal para su autor dentro de la literatura deportiva en nuestra lengua.
Pese a todo ello, seguro habrá quien piense que una Libreta solo se lee. Pero no, amigos. A más de uno le diría que se olviden de prejuicios, y abran el libro. La Libreta escribe.
Y de qué manera.
Nota: Para los que podáis acercaros, este próximo Jueves 11 a las 19'00, en la "Casa del Libro" de Gran Vïa (Madrid) Miguel Gutiérrez estará presentando su libro junto a Orfeo Suárez (periodista de El Mundo, y uno de los mejores cronistas deportivos actuales, para muchos como el que suscribe) en un acto-debate abierto para todos. Desde Café Fútbol creemos que es una oportunidad magnífica para aquellos que tengáis posibilidad.
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