Los mejores y los merecimientos
El concurso de Williams fue determinante ante Bélgica |
Tres encuentros restan para concluir la Eurocopa 2016 después de que Francia destrozase contundentemente los sueños islandeses de la mano de su pléyade de estrellas. ¿Han llegado a semifinales las 4 mejores selecciones del continente? En las copas, dado su desarrollo en el que sorteos y cruces determinan 'finales adelantadas' y que cenicientas puedan llegar lejos, no siempre es así. Sin embargo, que no sean los mejores no significa que no lo merezcan. ¿Ha hecho méritos para eliminarles alguna de sus rivales? ¿Han sido superiores o desafortunados? ¿Debemos lamentar la ausencia de algún gran combinado europeo? Acaso la apasionada sobriedad italiana, el desembarco vikingo islandés, el atractivo del vértigo polaco. Todos ellos podían haber sido justos semifinalistas, pero no más que aquellos que ya están.
¿Portugal? Esto se trata de sobrevivir. No han ofrecido ninguna exhibición, pero a su modo han entretenido con su talento desordenado y salvaje. Su primera fase fue un continuo despropósito sobre como generar mucho para obtener muy poco. Austria, Islandia y Hungría sufrieron su asedio, aunque únicamente los húngaros encajaron varios tantos lusos en un día desesperado. Con ello solo les dio para empatar en la única tarde no aciaga de Cristiano Ronaldo de cara a puerta. Pero ahí están, sobreviviendo a una fase de grupos peligrosa, a una Croacia que se iba a comer el mundo (dolorosa decepción) y a la mejor Polonia desde hace tres décadas.
Ahora se enfrentarán a Gales. Enorme equipo, mayúsculo teniendo en cuenta el nivel de la plantilla así como el origen de la mayoría de sus integrantes. Williams es un cumplidor que lucha a destajo, Ramsey manda con una jerarquía que pocas veces aporta en su club, Hennessey se muestra casi infranqueable, Joe Allen evoca a sus mejores tiempos en el Swansea, Robson-Kanu, ya sin equipo, se muestra como un goleador despreocupado; y por último está Gareth Bale, líder, estandarte absoluto de algo irrepetible. Tanto, que Gales en su debut ya ha igualado la mejor marca de cualquier selección británica en su historia (Inglaterra en 1996). Es difícil que superen lo logrado (tampoco parecía sencillo apear a la irregular Bélgica), pero mucho más complicado ha sido llegar hasta aquí. Con todo por ganar, se dejarán el alma ante Portugal.
Del otro lado los alemanes por fin pudieron superar a Italia en un gran torneo de selecciones. Lo hicieron con lo justo, en los penaltis, tras estar en la cuerda floja dependiendo más de los incomprensibles lanzamientos de Zaza o Pellé así como la inspiración de Neuer. Para ellos se aplica lo mismo que para los transalpinos: eliminarles es jodidamente complicado, casi independientemente del momento por el que pase el equipo, de la coyuntura del talento, de lesiones o maldiciones. Su marca histórica es tan poderosa que siempre van a competir, sean Baggio, Matthaüs, Giaccherini o Khedira quienes vistan esa zamarra. Decíamos pues que la campeona mundial sigue adelante. No han brillado, pero la cantidad y calidad de recursos que lucen, además de su extraordinario carácter ganador, les convierten en el favorito número 1.
Solo Francia puede discutir la última afirmación, aunque aseverar esto me parece muy atrevido. A veces ciertos intangibles pesan mucho en el deporte. Por ejemplo: Francia ha ganado en casa los dos últimos torneos que ha organizado (Euro 84 y Mundial 98), dejándose llevar en volandas por su entusiasta público. De mediocampo hacia arriba tiene argumentos irrebatibles, pese a Giroud. Su punto débil es una zaga que sostienen el vigor de Rami y un por ahora correcto Koscielny, pero que ha dejado lagunas breves aunque terribles en todos los encuentros disputados por Les Bleus hasta el momento. Me cuesta imaginar que puedan frenar a los Mario Gómez, Müller, Draxler o Kroos, aunque en fútbol nunca se sabe, y Francia de local es capaz de todo.
Para concluir una imagen que nos habla de lo que es Islandia: la fusión entre jugadores e hinchas, todos a una para disfrutar de la fiesta del fútbol. Porque no se confundan, esto es lo mejor del deporte, no esos descerebrados hooligans (da igual su nacionalidad) que se aprovechan del fútbol para dar rienda suelta a la violencia. Gracias Islandia por la ilusión y por la lección. Sois grandes.
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