Nos hacemos mayores: nuestro 10º aniversario
Hoy cumplimos diez años haciendo algo que pese a nuestras circunstancias adoramos: emplear el fútbol como excusa para charlar ente amigos de lo que nos apetece, siempre a nuestra manera, sin tiempos ni presiones, ya sea sobre la última Champions de Oceanía, el gran derby de la segunda de Argentina o el cuento de hadas de algún pequeño equipo transoceánico en la Coupe de France. Por ello cada uno de los cafeteros hemos escogido diez hechos o acontecimientos de los que personalmente nos han llamado la atención durante este periodo. Comenzamos con el creador de este lugar de reunión:
1) Champions malaguista
He
presenciado en el estadio de La Rosaleda partidos de Tercera, Segunda
B, Segunda, Primera, varios ascensos, algún triste descenso e incluso la
aventura de la Intertoto que llevó al Málaga por primera vez a Europa
disputando la UEFA. Como podréis imaginaros, el día que acudí a la
previa, aquella tarde cálida de agosto ante Panathinaikos, todo me
pareció un sueño. Todo aquel recorrido lo fue pese a los contratiempos
en modo de inesperadas bajas veraniegas (Cazorla) o invernales
(Monreal). El Málaga, mi Málaga, dejó su sello en Atenas, Bruselas,
Milán, San Petersburgo, Oporto y Dortmund, fin de un periplo maravilloso
de la forma más cruel e injusta. Por ello gracias eternas a Al Thani, a
Pellegrini y a aquel grupo de jugadores, los Weligton, Isco, Santa
Cruz, Eliseu, Toulalan, Willy Caballero o Demichelis que nos llevaron en
volandas para vivir la grandeza que siempre anhelamos. Advierto que
volveremos.
2) Iniestazo en Johannesburgo
El balón superó a Stekelenburg a la par que como un rayo dejé atrás a mis amigos hasta llegar al centro de la plaza, saltar como un loco, abrazarme a un desconocido como si fuera la persona más importante del mundo para mí. Iniesta provocó una serie de temblores en todo el país cuando depositó el balón en las mallas holandesas para culminar el imposible en el que íntimamente siempre creímos, nuestro mayor anhelo, aquello que eliminaba décadas de frustraciones, de debates por el estilo, de penaltis de Eloy, goles de Michel Baggio, codazos de Tasotti, desagravios de Al Ghandour o incompetencia propia en el amplio abanico de desgracias patrias. Fiesta, gol máximo, redención absoluta. Lo que nunca, jamás, olvidaremos: España Campeona del Mundo.
3) El doblete de Milito en el Bernabéu
Ser del Inter no es nada sencillo. El rival ciudadano ha ganado más Champions que tú, el gran adversario nacional lleva años ganando casi todo en casa. Mientras tú has tenido que soportar los éxitos ajenos con algún triunfazo (todo sea dicho) esporádico, trufado de afrentas inolvidables como el no-penalti a Ronaldo Nazario en Turín en 1998 o la derrota en el Olímpico de Roma en 2002. Esas derrotas difícilmente cicatrizarán, pero a mediados de la pasada década el destino nos comenzó a sonreír. El Calciopoli dejó al Inter en una excelente situación para tomar el mando de la Serie A los siguientes cursos, cosa que hizo durante un quinquenio con mano de hierro. El descenso de la Juventus y el mal momento del Milan endulzaron todo aquello, si bien fue Mourinho el que devolvió el orgullo a las filas nerazzurri. Primero, a través de la confianza que dio apear al Chelsea en Stamford Bridge en octavos de Champions. Posteriormente sobreviviendo al asedio del Camp Nou para regresar a la primera final en casi cuarenta años. Con lo que había vivido el Inter hasta entonces, enfrentarse al Bayern de van Gaal sería el menor de sus problemas. Un príncipe, como en los buenos cuentos, selló el triunfo del amor interista con dos goles para redimir más de cuatro décadas de espera. La Grande Inter resucitó con Diego Milito, Julio César, Maicon, Materazzi, Stankovic, Cambiasso, Samuel Eto'o o Javier Zanetti. Grazie ragazzi.
El Príncipe |
4) José Mourinho vs Josep Guardiola
El
gran duelo de técnicos de nuestra época. Los hay y ha habido
fenomenales estos años como Ancelotti, Klopp, Conte, Simeone o Allegri,
pero nadie que elevase el juego a un nivel tan superlativo en dos de los
clubes más grandes del mundo, convirtiendo cada duelo en un choque para
la historia. Actuaciones memorables, magistrales demostraciones
tácticas, dos bloques por momentos inabordables, extremadamente
poderosos, si bien la mejor versión culé fue más duradera y ganadora que
la merengue. Desde entonces un enfrentamiento en la Supercopa de Europa
hasta el reencuentro en la Premier, donde por ahora el irregular
presente de los dos poderosos clubes mancunianos ha restado vigencia y
morbo a sus envites. Aquello que vivimos a principios de esta década
difícilmente será repetible.
5) El Sabio de Hortaleza nos enseñó a ganar
Supo a gloria aunque costó lo suyo. Primero, extirpar el debate del "7 de España" auspiciado por la nociva prensa nacional. De aquella debacle en Belfast de aprendió sobre lo que se podía aprovechar, y sobre lo que debía desecharse. Un gran triunfo en Dinamarca y otro en el Bernabéu ante Suecia nos llevaron a una Euro cuyo billete nos estaba saliendo más caro de lo habitual. Ahí la primera fase fue más plácida de lo esperado: goleamos a Rusia, vencimos in extremis a Suecia y nos impusimos con la segunda unidad (Xabi Alonso, De la Red, Marchena, Güiza, etc) a Grecia, en una remontada a la que tuve la fortuna de estar presente. Los cuartos nos pusieron a Italia delante, clásica bestia negra, coloso acostumbrado a pelear y ganar mucho más que nosotros. Sin embargo esta generación supo competir, hizo gala de su poderío mental y técnico, haciendo caso a Luis Aragonés, que les convenció de su maravillosa capacidad. Superiores durante 120 minutos, los penaltis nos permitieron romper la barrera invisible que nos permitía entrar entre los mejores. Rusia asustó en semifinales, si bien una segunda parte deliciosa permitió un pase tranquilo. Ya en la final, Fernando Torres superó a Lahm y a Lehmann para sellar un triunfo irrepetible que supo a primera vez (aunque realmente fuera la segunda, pues se había ganado en 1964).
6) Brasil 1 Alemania 7
Cualquier semblanza entre el Brasil actual y el de 2014 se debe casi exclusivamente al color de sus camisetas. Poco más pese a que algunos componentes son los mismos. El de Tite es un cuadro sólido, que juega bien, resolutivo, seguro. Aquel era un conjunto atenazado por la responsabilidad, cuyo centro de la zaga (David Luiz-Dante) era aterrador, con un buen 9 al que nada le salió (y que dejaba que desear en comparación con otros que tuvieron ese peso) y una única estrella que ni si quiera pudo comparecer por una desafortunada lesión. En el Mineirao a Brasil se le vio temblorosa desde el himno, algo que atestiguaron todos cuando a los pocos minutos se adelantaron los teutones. Uno tras otro, en un escaso margen de tiempo cayeron hasta 5 tantos que sellaron el pase de unos y la vergüenza histórica de otros con una hora por disputarse aún. Fue el Maracanazo de nuestro tiempo.
7) La caída de los gigantes
Nunca sabes cómo te puede sorprender el fútbol, incluso respecto a la solidez de alguno de sus clásicos titanes. El Atlético de Madrid descendió no mucho después del doblete del 96, a la Juventus se la llevaron los tejemanejes de Moggi a la B e incluso clubes como AC Milan y Manchester United han jugado en la división de plata en los años 70. Estos últimos años dos de las entidades más poderosas de Argentina y Sudamérica, River e Independiente, descendieron a los infiernos para purgar una seguidilla de malos torneos cuyo promedio les condenó. Otrora soporte, la obligación atenazó a unos jugadores que cayeron al pozo para algarabía de sus eternos rivales, cuyas burlas siguen vigentes años después. Su posterior suerte ha sido dispar: mientras Independiente se desenvuelve en la mediocridad, River volvió a ganar tanto títulos locales como internacionales, sobre todo gracias a la maestría del Muñeco Gallardo. El último en caer ha sido Internacional de Porto Alegre, uno de los clubes brasileños de mayor lustre, el mismo que en 2006 derrotó al FC Barcelona en el Mundial de Clubes o que hasta hace nada siempre estaba a la vanguardia tanto en su país como en su continente. Al menos, este curso regresaron el América de Cali (4 veces subcampeón de la Libertadores) y el AEK Atenas.
8) Islandia, Irak, Leicester City, Gales, Zambia, Tahití, Chapecoense, Albania...
A veces llegar ya es ganar. Que se lo digan a Albania, Gales e Islandia, que compitieron con mucha honra en la pasada Eurocopa de Naciones, dos de ellas incluso amenazando con colarse en semifinales del torneo. A Irak le hemos visto romper los pronósticos llevándose la Copa de Asia, logrando Tahití tres cuartos de lo mismo en Oceanía. Zambia fue campeona de África por la memoria de aquellos compatriotas que se dejaron la vida en un accidente aéreo, idéntica desgracia que sufrió Chapecoense hace unos meses cuando se disponían a disputar su primera final continental. Aunque quizá lo más grande es lo que logró Claudio Ranieri con el Leicester City, un grupo de meritorios guiados por el corazón de Kante, las paradas de Schemeichel, los goles de Vardy y las perlas de Mahrez hasta conquistar la Premier.
La imprevisibilidad del fútbol es uno de sus mejores tesoros, un elemento que lo convierte en irresistible.
9) La esperanza
Diarios de Fútbol, La Libreta (Miguel Gutiérrez), Martí Perarnau, Ecos del Balón, Fútbol Underground, Ramón Trecet, MarcadorInt con Axel Torres y Toni Padilla a la cabeza, Proyecto Panenka... Hay un puñado de periodistas deportivos maravillosos en este país que dignifican la profesión, gente con la que aprender y disfrutar desde el respeto y el análisis. Lo que el deporte debe ser. Por favor, no desistáis, representáis lo que muchos querríamos ser y lo único que vale la pena en un panorama tomando por los ultras de los grandes medios.
10) Vivencias
Estos años de Café he vivido en los estadios tanto un ascenso del Málaga como su participación en Champions desde las gradas de La Rosaleda, visité varias veces San Siro (en 14 días acudiré a mi primer derby della Madonnina) y por fin crucé el charco para ver a Racing en directo. He estado en el Bernabéu, el Vicente Calderón, el Coloso rosarino, en Salzburgo viendo la Eurocopa o en el Monumental de Núñez, aunque me he quedado a las puertas de Wembley, el Allianz Arena, Ámsterdam Arena, Heysel o Da Luz. El fútbol como deporte, el sentido de pertenencia que implica, la fidelidad, la complicidad y especialmente el júbilo que de vez en cuando proporciona este inigualable deporte significa horas de debate, recuerdos, sonrisas y lágrimas que en el caso de muchos más de los que nos atrevemos a reconocer nos marca de un modo especial. Es por ello que quiero agradecer a todos los que estos años nos habéis apoyado, nos habéis enseñado y también aguantado. Habéis hecho que escribir cada artículo, debatir cada matiz, conoceros a algunos en persona, haya merecido supuesto un fantástico placer.
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Jav1cho