Imaginar sin ruido
Primero, olvidémonos por unos instantes de toda la fanfarria mediática que nos abofetea estos días desde cuantos frentes se acerque uno al fútbol español. Segundo, imaginemos un equipo grande, muy grande, venido a menos en los dos últimos años en que se ha visto superado, e incluso vapuleado en según que ocasiones, por su archirival, y que además no se ha manejado con ninguna soltura -es más, ha salido escaldado- de cuántos escenarios principales ha pisado. Imaginemos pues, una suerte de institución que como diría Jack, protagonista de la novela “El club de la Lucha” se encuentra en un momento extraño de su vida.
Imaginemos que ese equipo, decide cambiar de repente su modus vivendi, su realidad. Y supongamos que donde antes había contado con una serie de entrenadores sin la confianza del “director” del chiringuito y generando dudas en la afición, a los que incluso algunos tenían por simples marionetas de la dirección o de -ojo con eso- algunos de sus subordinados, decide concentrar todo el brazo ejecutor en un técnico al que avala tanto su currículo como las opiniones de todos aquellos que han venido trabajando con él. Un líder en el sentido más amplio de la palabra con todo lo que conlleva ese constructo en sí mismo: adorado por unos, vilipendiado por otros pero con un carisma innegable, para bien o para mal, y una credibilidad justamente acreditada por sus trabajos anteriores.
Imaginemos ahora que los jugadores de ese equipo son un ramillete de jugadores de magnífica calidad. Un buen puñado de ellos cuenta con una experiencia más que contrastada a la que suman méritos deportivos de mayor o menor cercanía en el tiempo (campeones del mundo, campeones de otras ligas, reconocimientos individuales). Otro puñado son jugadores exageradamente jóvenes, algunos entre los que suelen ser considerados promesas, con todo por demostrar aún pero con unas condiciones innegables según lo que han ido insinuando hasta ahora.
Imaginemos que cuando ese equipo se pone a trabajar, arranca con ciertos problemas de cara al gol. Pero curiosamente, los días en que aparece ese síntoma, manifiestan una sobriedad defensiva impropia de un conjunto tan joven en su concepción. Y en parte gracias a esa sobriedad defensiva el equipo comienza a carburar, poco a poco, pero con seguridad. Y como la vida misma, comienzan a presentarse diferentes circunstancias: en ocasiones es “imposible” marcar, pero mantiene la compostura. En otras su brutal pegada le pone los partidos, los puntos y las alabanzas, en bandeja. En algún caso, incluso, tiene que remontar para evitar la derrota, pero se mantiene en pie y logra mantener su estatus de equipo que no conoce la derrota.
Al entrenador se le critica por muchas cosas, en ocasiones con razón, en ocasiones con menos motivo, pero en una gran mayoría de ocasiones por cosas que rodean al fútbol, que no por el fútbol en sí. Si a la mujer del César se le exigía ser honrada y parecerlo, en este caso, se exige también invitar a café con pastas, al menos. Él, mientras tanto, tranquilo desde su despacho o desde el césped, observa como su trabajo va desarrollándose incluso mejor que lo esperado. Solo hay que recordar que, cuando comenzamos a hablar de este equipo, en este mismo texto, se le describía como un equipo en un momento extraño de su vida.
Incluso algunos tratan, desde ciertos ámbitos, de rebajar méritos del equipo a través de argumentos puramente deportivos. Argumentos que solo consiguen dos cosas: la primera, despreciar –por parte de los que formulan estas críticas- el trabajo de aquellos que han ido enfrentándose a este equipo, sin distinción. Desde equipos recién ascendidos a equipos aspirantes a campeonatos nacionales este año, todos son menoscabados por parte de losque alimentan ese tipo de debates. La segunda, generar ruido. Un ruido que, aparentemente y siempre desde fuera, parece que incluso sirve para que sus jugadores cada vez se identifiquen más con el proyecto, constituyendo –la posibilidad de demostrar que el proyecto, su rendimiento, y el trabajo de todos sí son fiables – una meta supraordenada para todo el conjunto. Curiosamente, cuando los menos habituales tienen que participar, no desentonan, e incluso suponen de estímulo indirecto para que los más habituales no puedan dormirse en los laureles.
Imaginemos que todo esto esta ocurriendo en la actualidad, pero con un nivel de ruido tan exageradamente alto, y tan exageradamente exagerado, que diría Joaquín Sabina, que a muchos se les está pasando por alto. O prefieren pasarlo por alto por "vaya usté a saber" qué intereses y deciden convertir tanto al entrenador como a todo aquello que no sea absolutamente deseable del equipo en focos de la polémica. Pensarán que mejor eso que hablar de fútbol.
Imaginemos que ese equipo, decide cambiar de repente su modus vivendi, su realidad. Y supongamos que donde antes había contado con una serie de entrenadores sin la confianza del “director” del chiringuito y generando dudas en la afición, a los que incluso algunos tenían por simples marionetas de la dirección o de -ojo con eso- algunos de sus subordinados, decide concentrar todo el brazo ejecutor en un técnico al que avala tanto su currículo como las opiniones de todos aquellos que han venido trabajando con él. Un líder en el sentido más amplio de la palabra con todo lo que conlleva ese constructo en sí mismo: adorado por unos, vilipendiado por otros pero con un carisma innegable, para bien o para mal, y una credibilidad justamente acreditada por sus trabajos anteriores.
Imaginemos ahora que los jugadores de ese equipo son un ramillete de jugadores de magnífica calidad. Un buen puñado de ellos cuenta con una experiencia más que contrastada a la que suman méritos deportivos de mayor o menor cercanía en el tiempo (campeones del mundo, campeones de otras ligas, reconocimientos individuales). Otro puñado son jugadores exageradamente jóvenes, algunos entre los que suelen ser considerados promesas, con todo por demostrar aún pero con unas condiciones innegables según lo que han ido insinuando hasta ahora.
Imaginemos que cuando ese equipo se pone a trabajar, arranca con ciertos problemas de cara al gol. Pero curiosamente, los días en que aparece ese síntoma, manifiestan una sobriedad defensiva impropia de un conjunto tan joven en su concepción. Y en parte gracias a esa sobriedad defensiva el equipo comienza a carburar, poco a poco, pero con seguridad. Y como la vida misma, comienzan a presentarse diferentes circunstancias: en ocasiones es “imposible” marcar, pero mantiene la compostura. En otras su brutal pegada le pone los partidos, los puntos y las alabanzas, en bandeja. En algún caso, incluso, tiene que remontar para evitar la derrota, pero se mantiene en pie y logra mantener su estatus de equipo que no conoce la derrota.
Al entrenador se le critica por muchas cosas, en ocasiones con razón, en ocasiones con menos motivo, pero en una gran mayoría de ocasiones por cosas que rodean al fútbol, que no por el fútbol en sí. Si a la mujer del César se le exigía ser honrada y parecerlo, en este caso, se exige también invitar a café con pastas, al menos. Él, mientras tanto, tranquilo desde su despacho o desde el césped, observa como su trabajo va desarrollándose incluso mejor que lo esperado. Solo hay que recordar que, cuando comenzamos a hablar de este equipo, en este mismo texto, se le describía como un equipo en un momento extraño de su vida.
Incluso algunos tratan, desde ciertos ámbitos, de rebajar méritos del equipo a través de argumentos puramente deportivos. Argumentos que solo consiguen dos cosas: la primera, despreciar –por parte de los que formulan estas críticas- el trabajo de aquellos que han ido enfrentándose a este equipo, sin distinción. Desde equipos recién ascendidos a equipos aspirantes a campeonatos nacionales este año, todos son menoscabados por parte de losque alimentan ese tipo de debates. La segunda, generar ruido. Un ruido que, aparentemente y siempre desde fuera, parece que incluso sirve para que sus jugadores cada vez se identifiquen más con el proyecto, constituyendo –la posibilidad de demostrar que el proyecto, su rendimiento, y el trabajo de todos sí son fiables – una meta supraordenada para todo el conjunto. Curiosamente, cuando los menos habituales tienen que participar, no desentonan, e incluso suponen de estímulo indirecto para que los más habituales no puedan dormirse en los laureles.
Imaginemos que todo esto esta ocurriendo en la actualidad, pero con un nivel de ruido tan exageradamente alto, y tan exageradamente exagerado, que diría Joaquín Sabina, que a muchos se les está pasando por alto. O prefieren pasarlo por alto por "vaya usté a saber" qué intereses y deciden convertir tanto al entrenador como a todo aquello que no sea absolutamente deseable del equipo en focos de la polémica. Pensarán que mejor eso que hablar de fútbol.
Comentarios
Como casi neutral(casi, prefiero que gane el Madrid al Barcelona, aunque lo que preferiria de verdad es que ninguno de ellos ganara la liga), reconozco que vivo este partido no con indiferencia, sino con casi odio, por lo que esta sucediendo en los dos ultimos años. Y es un sentimiento que dia tras dia crece mas, ya no solo por los equipos en si, sino por todo lo que les rodea y lo que tenemos que tragar. En España parece que solo existen ellos dos, es que hay momentos en el que te dan ganas de mandar el fútbol a paseo.
http://elpaseatras.blogspot.com/2010/11/para-el-sport-haga-lo-que-haga-mourinho.html
Martín, te estás radicalizando ;)
Es cierto que hay gente que quita méritos a los triunfos del Madrid diciendo que sus rivales son equipos malos como hay gente que insinúa que los rivales del Barca le regalan los partidos, para mi los dos son muy superiores y ya esta.
También a veces Mourinho provoca cosas que hacen que no se hable tanto del gran fútbol que hace el Madrid que es cierto esta a un gran nivel, como el otro día contra el Ajax con las dos auto-expulsiones que no venían muy a cuento, dicen algunos periodistas que es algo muy habitual, forzar una amarilla en un partido si, lo de forzar las expulsiones yo al menos no lo había visto nunca y parece que la UEFA tampoco.
Eso no quita que Mourinho sea un pedazo entrenador y este formando un equipo que puede aspirar a todos los títulos, este año han acertado mucho en los fichajes, Di Maria y Ozil jóvenes y muy buenos, y Carvalho atrás es un seguro.
En primer lugar me gustaría felicitaros por la página. Está muy bien y siempre que tengo tiempo suelo entrar a echar un vistazo.
Os escribía para decir que acabo de inagurar un blog y os estaría tremendamente agradecido si lo pudieseis anunciar en esta página.
El blog es:
http://vlhfutbol.blogspot.com/
es joven, y todavía está madurando, pero yo creo que va por buen camino, juzgen ustedes¡