La caída de los faraones


A menudo tendemos a sentir la vida como una secuencia de ciclos, los cuales lógicamente tienen tanto su inicio como su fin. El fútbol como actividad deportiva con gran impacto social, algo más que reconocido a nivel global, no se escapa a esta concepción. Ahora se habla del ciclo exitoso culé o de la selección española como anteriormente los hubo de otras muchas grandes escuadras a lo largo de la historia. Una de ellas es, a nivel africano, la selección nacional de Egipto.

Tras una etapa exitosa con grandes jugadores como Hossan Hassan (ya en los últimos años de su carrera), el influyente Aboutreika, Hosni o M.Zidan, el equipo dirigido con maestría por Hassan Shehata se desmorona. Las 3 últimas copas de África brillan en sus vitrinas a orillas del Nilo, pero el dominante éxito de un plantel no solo vencedor sino influyente por lo diferente de su propuesta no solo no logró el ansiado billete mundialista sino que ahora está prácticamente eliminado de la próxima edición del torneo cuya corona defiende.

Cuando apenas faltan dos jornadas para finalizar la fase clasificatoria ocupa el último puesto de un grupo que lidera Sudáfrica por delante de Níger y Sierra Leona. Precisamente ante los “Bafana Bafana” finiquitaron sus chances al caer en el Ellis Park por 1-0 el pasado marzo, no pudiendo superarles posteriormente ya en casa, escenario donde se han hecho fuertes estos últimos años pero cuyo poder intimidatorio no ayudó a los suyos en el choque de la pasada semana.

Luego de la gran expectación que generó su participación en la pasada Copa Confederaciones hace ya un par de años, todos esperábamos que lograsen de una vez romper la maldición que los mantiene alejados de la Copa del Mundo desde 1990. Parecía que esta sería la vez buena, sin embargo Argelia (a la que tampoco le va demasiado bien) les dejó con la miel en los labios y a muchos de nosotros con las ganas de disfrutar de las evoluciones del equipo fuera del continente africano. Estaban preparados para ello, pero año y medio después se han venido abajo.

Tal ha sido el derrumbe que el guía del grupo, el seleccionador Shehata, ha renunciado a su cargo luego de 7 años al frente del mismo. Los dos puntos cosechados tras 4 jornadas implican la imposibilidad de clasificarse ya como campeón de grupo, por lo que solo tienen una remota posibilidad de finalizar entre uno de los 3 mejores segundos, aunque apenas hay 11 grupos. Misión imposible, y a tenor de la performance realizada hasta el momento, injusta para con el resto.

Así, parece que en la próxima edición, a realizarse conjuntamente entre Gabón y Guinea Ecuatorial, no acudirá el vigente tricampeón. Parece que ahora el ciclo llegó definitivamente a su fin.

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