Algunas reflexiones personales antes del sorteo de la Eurocopa
Siempre intenté sacarle ventajas a las adversidades. Por eso, estar hecho mierda enfermo en casa tiene su lado positivo. Gripe, cama, y documentales deportivos, ¿por qué no? Pues aprovechando el sorteo que tendrá lugar esta tarde en Kiev (Ucrania), sede de la final de la próxima Eurocopa, he comenzado a divagar. No es que ande demasiado lúcido, pero tenía ganas de hacer algunas reflexiones.
No hay que ser un Einstein en la materia para saber que podemos quedar encuadrados en un grupo mortífero con Alemania, Portugal y Francia, o como leí en un tweet esta mañana, el grupo de la crisis económica con Italia, Grecia e Irlanda. Chorradas a parte, el grupo es lo de menos ya que como todos sabemos “para ser campeón hay que derrotar a los mejores” (o como se diga).
No hablaré de datos o posibilidades, en la tele y en Internet ya vienen muchos más y mejor explicados de lo que yo pueda ofreceros. Pero sí os hablaré de sensaciones. ¿Qué me dicen en los albores de otro reto de tal magnitud? Pues que son diferentes a lo habitual, y eso me asusta bastante.
Normalmente siempre soy optimista, incluso cuando en otros tiempos nos enfrentábamos a equipos evidentemente mejores que el nuestro contra toda lógica. De hecho siempre le he tenido fe a la selección, basándome en cosas tan ñoñas como haber nacido apenas quince días antes del milagroso 12-1 a Malta. Pero ello me hizo pensar que tenía (y tengo) una relación de buena estrella con La Roja, algo que los últimos triunfos reafirmaron pero que no cambiará por más que pasemos décadas sin volver a saborear la gloria.
Esta vez creo que será diferente, por algo tan vacío pero cierto como la lógica del fútbol. No se equivoquen, pese a los ridículos en algunos amistosos, confío plenamente en el equipo, e incluso no me cuestiono que sigan teniendo hambre de victoria, una voracidad que desde mi poltrona yo conservo aún.
Pero a lo que pretendía llegar es que una de las cosas que hacen grande a este deporte es que no siempre gana el mejor, mucho menos en una competición tan escueta y que no suele perdonar los errores como una Eurocopa. Lo vimos hace unos días en Getafe, lo vivimos todos contra Chipre, y seguirá sucediendo por siempre mientras esta bendita locura llamada fútbol siga viva.
No es el momento idóneo para analizar a la poderosa Alemania, la nueva Italia, la reinventada Francia o las siempre peligrosas Holanda o Inglaterra. Todas tienen hambre, aunque al final sea la Dinamarca o Grecia de turno las que nos dejen a todos atónitos mientras alzan el trofeo. No, yo necesito otra cosa, necesito revivir las emociones de 2008.
Todos disfrutamos con la plácida primera fase, pero ¿quién no sufrió hasta la extenuación contra Italia en cuartos? Fuimos mejores, merecimos ganar en los 90 minutos y la prórroga pero nos fuimos a penales. Normalmente es el preludio de volverte a casa maldiciendo tu suerte, pero esta vez la Diosa Fortuna anduvo de nuestro lado.
Recuerdo haber sufrido como un perro. Soy tan pasional que no quería ver los penaltis, aunque mis amigos no me dejaron irme. Como en cada gran cita, allí estábamos todos con nuestras zamarras, las caras pintadas, alguna bandera y mucha cerveza, pero esta vez en una plaza en la que los hinchas eran innumerables. Yo, mis amigos, todos los presentes, éramos un clamor.
Me agarraron, así que no tuve más remedio que hacer lo propio y verlo junto a ellos. Lloré, pero no antes de la conclusión, sino durante la propia tanda. Lo estaba pasando fatal, y ni me creía que tuviéramos tan de cara aquella clasificación cuando Cesc encaró a Buffon para colocarnos en semifinales. Hace un rato he vuelto a ver aquella tanda, y la emoción ha vuelto a embargarme. Quizá nunca alcancemos de nuevo la excelencia de títulos y gloria de estos años, pero nadie podrá borrar de mi corazón y mi memoria los momentos vividos.
Comentarios
Sobre la selección española yo no albergo, siendo sincero, demasiadas esperanzas en este torneo. Pero no de una manera que signifique que España vaya a fracasar estrepitósamente, eso no lo creo, simplemente creo que no va a revalidar título.
En lo futbolístico, creo que, sinceramente, se van a juntar el hambre y las ganas de comer con los rivales de España. Al hecho de que, personalmente vea a algunos posibles en una línea ascendente (sobre todo Alemania, a la que yo pongo como favorita número 1) se le va a unir, creo, que España lleva dos años jugando exclusivamente un tipo de partido (te mato desde la posesión) y carece de registros para variarlo amén de que algunas líneas han perdido a la par experiencia y brío. Sobre todo la defensiva, donde creo que la figura de Puyol ha sido siempre determinante y es más que posible que no llegue (por pura lógica del tiempo, que pasa para todos) y no veo nadie, a día de hoy, con la capacidad del catalán de multiplicar el rendimiento de los que le rodean.
Y en lo puramente personal, en lo emocional, con una sensación extraña. Creo que una vez superado el cierto trauma de "nunca ganamos nada" de la gente de nuestra generación (que creo nunca le dímos, en general, a la Euro del 64 el valor que merecía)me da que afrontaré la Euro de la manera más tranquila posible, como nunca antes un gran torneo.
Supongo que cuando empiece el torneo, volveré a sentir parte de ese "gusanillo" sobre todo ante rivales de enjundia, pero tanto mi cerebro como mi corazón asumen que lo normal es que España no revalide su trofeo. Y quizá eso se traduce en una pizca de falta de ilusión.
En otro orden de cosas, creo que se ha hecho de la selección ( y del Barcelona) la bandera de "cómo debe ser el fútbol". Posiblemente yo esté equivocado, pero eso no me gusta. Creo que fue Gaby Ruiz el que dijo que el fútbol es tan rico porque no hay una sola manera de jugarlo, frase que suscribo al mil por cien.
Creo sinceramente, ojalá me equivoque, que el mejor momento de nuestra selección ya pasó. Y tampoco creo que pase nada, porque como bien bien dices, nuestras emociones ya no nos lo va a arrebatar nadie.
Tengo la intuición de que esta Eurocopa dependerá más de Mata, Silva y Cesc (por ese orden) que de los teóricos titulares, pero sólo es una intuición.
En mi mente, esta Eurocopa es 'perdible', incluso cayendo en cuartos (no antes, obviamente). Ahora, el objetivo de España debería ser 'transformarse' en una selección temible cita tras cita. Una selección, como la alemana o la italiana que, puede que falle un año, pero que sabes que resucitará al siguiente.