Thinking Football
Esta tarde, en la Sala BBK de Bilbao tiene lugar una mesa redonda organizada por la Fundación Athletic Club que contará con la presencia de nada menos que Enric González, Juan Villoro y Jorge Valdano, en la que como podeis observar en el cartel, se debatirá sobre Fútbol y Sociedad. Desde Café Fútbol creemos que todos aquellos que podáis asistir disfrutareis muchísimo por lo que no podemos dejar de recomendarla. Para aquellos que por diferentes motivos no puedan hacerlo, informaros que desde la web del Athletic se va a ofrecer un streaming en el que se podrá ver el desarrollo de la misma.
Reflexionando sobre esa mesa redonda me ha salido un pequeño texto en el que dejé brotar lo primero que me vino a la cabeza al unir esos dos conceptos, Fútbol y Sociedad.
Si os apetece asomaros a él, aqui lo teneis.
DIVAGACIONES
Nosotros y nuestro mundo. O más bien. Nosotros y el pequeño mundo que nos construimos. A veces el ser humano es tan egoista, o pretende serlo, que creemos en esa pequeña porción de la realidad como algo absolutamente justo, razonable, legítimo, y por ello creemos que todo aquello que conforma ese microcosmos son los principios sobre lo que debería asentarse el mundo que nos rodea.
Y esto, acertado o no, no deja de ser una contradicción. Tenemos un pozo que nos abastece y cuya agua nos sacia y saboreamos, por lo que pensamos que asi debería ser para todo el mundo.
Obviamente, eso no es necesariamente así.
Con nuestro pensamiento sobre fútbol creo que ocurre algo parecido. A diario nos vamos conformando nuestro paisaje mental sobre lo que es -o sobre lo que debería ser- según la percepción que tengamos de su realidad, según cómo y qué sumemos a nuestros procesos mentales e ideas previas. Y hoy día, por suerte o por desgracia, con la facilidad con que fluyen información y opinión sumado al ritmo con que crece el número de generadores de la misma desde la llegada de internet, existe una sobreinformación sobre él que convierte en casi imprescindibles dos procesos en pos de nuestra higiene mental, sean de manera consciente o inconsciente: La selección de nuestras fuentes y la reflexión sobre el propio objeto que nos ocupa.
Respecto a lo primero, recuerdo como un conocido decía que "cada cual elige quien le engaña" a la hora de informarse. Creo que esa afirmación, que realizaba hace unos años, hoy tiene mayor vigencia que nunca.
Por ejemplo. a diario tenemos a nuestra disposición espacios que tienen el deporte como excusa, pero acaban reduciéndose a una suerte de mensajes (cada vez menos encriptados) ensalzando o criticando los valores de diferentes propuestas. En ocasiones, permitirme la licencia, creo que esos "espacios" tienen mayor número de mensajes acerca de lo que son el bien o el mal, que la propia Biblia.
Respecto a lo segundo, en internet por ejemplo el espacio de reflexión que podían ofrecer los blogs antaño ha quedado desplazado por la llegada de twitter, como tan bien describió el gran Ramón J. Flores en DDF. Pero mal haríamos en caso de limitar la reflexión al mero proceso de leer una opinión, emitir nuestro juicio y publicar una respuesta o no desde el calor del hogar o la clandestinidad de la oficina. Por ello, solo podemos levantarnos para aplaudir la celebración de un acto como el que tendrá lugar esta tarde en Bilbao gracias a la labor de la Fundación Athletic.
Quizá eso sea lo que más anhela hoy día ese fútbol que uno se encuentra hasta sin querer. No solo debates sobre Mourinho y Guardiola, sobre canteras, carteras, sobre periodismo y espectáculo televisivo, sobre historia del deporte en sí, o sobre cualquiera de las opciones que existen. Al fútbol le convienen muy mucho, como organismo vivo que es y que evoluciona, debates como el que nos ocupa. Si el fútbol es un huracán donde vuelan sentimientos, acción, diversión, educación, ciencia y cuantos constructos queramos añadir, no nos vendría mal saber hacia donde se dirige, hacia donde queremos o querríamos, debemos o deberíamos, dirigirlo. Y, por ejemplo, ver qué puede o debe ofrecer a la sociedad, o si tiene algún sentido convertir en modelos de conducta a profesionales que derivan socialmente en estrellas por una serie de habilidades en una actividad física. O mil temas más.
El fútbol no va a acabar en nuestra generación. Como ente vivo que es, y como parte de la propia sociedad, seguirá vivo para el mundo que vivirán nuestros descendientes. Y los suyos. Y los de estos.
Y ellos tendrán que decidir cómo se relacionan fútbol y sociedad, pero en su momento. Hoy nos toca a nosotros.
Reflexionando sobre esa mesa redonda me ha salido un pequeño texto en el que dejé brotar lo primero que me vino a la cabeza al unir esos dos conceptos, Fútbol y Sociedad.
Si os apetece asomaros a él, aqui lo teneis.
DIVAGACIONES
Nosotros y nuestro mundo. O más bien. Nosotros y el pequeño mundo que nos construimos. A veces el ser humano es tan egoista, o pretende serlo, que creemos en esa pequeña porción de la realidad como algo absolutamente justo, razonable, legítimo, y por ello creemos que todo aquello que conforma ese microcosmos son los principios sobre lo que debería asentarse el mundo que nos rodea.
Y esto, acertado o no, no deja de ser una contradicción. Tenemos un pozo que nos abastece y cuya agua nos sacia y saboreamos, por lo que pensamos que asi debería ser para todo el mundo.
Obviamente, eso no es necesariamente así.
Con nuestro pensamiento sobre fútbol creo que ocurre algo parecido. A diario nos vamos conformando nuestro paisaje mental sobre lo que es -o sobre lo que debería ser- según la percepción que tengamos de su realidad, según cómo y qué sumemos a nuestros procesos mentales e ideas previas. Y hoy día, por suerte o por desgracia, con la facilidad con que fluyen información y opinión sumado al ritmo con que crece el número de generadores de la misma desde la llegada de internet, existe una sobreinformación sobre él que convierte en casi imprescindibles dos procesos en pos de nuestra higiene mental, sean de manera consciente o inconsciente: La selección de nuestras fuentes y la reflexión sobre el propio objeto que nos ocupa.
Respecto a lo primero, recuerdo como un conocido decía que "cada cual elige quien le engaña" a la hora de informarse. Creo que esa afirmación, que realizaba hace unos años, hoy tiene mayor vigencia que nunca.
Por ejemplo. a diario tenemos a nuestra disposición espacios que tienen el deporte como excusa, pero acaban reduciéndose a una suerte de mensajes (cada vez menos encriptados) ensalzando o criticando los valores de diferentes propuestas. En ocasiones, permitirme la licencia, creo que esos "espacios" tienen mayor número de mensajes acerca de lo que son el bien o el mal, que la propia Biblia.
Respecto a lo segundo, en internet por ejemplo el espacio de reflexión que podían ofrecer los blogs antaño ha quedado desplazado por la llegada de twitter, como tan bien describió el gran Ramón J. Flores en DDF. Pero mal haríamos en caso de limitar la reflexión al mero proceso de leer una opinión, emitir nuestro juicio y publicar una respuesta o no desde el calor del hogar o la clandestinidad de la oficina. Por ello, solo podemos levantarnos para aplaudir la celebración de un acto como el que tendrá lugar esta tarde en Bilbao gracias a la labor de la Fundación Athletic.
Quizá eso sea lo que más anhela hoy día ese fútbol que uno se encuentra hasta sin querer. No solo debates sobre Mourinho y Guardiola, sobre canteras, carteras, sobre periodismo y espectáculo televisivo, sobre historia del deporte en sí, o sobre cualquiera de las opciones que existen. Al fútbol le convienen muy mucho, como organismo vivo que es y que evoluciona, debates como el que nos ocupa. Si el fútbol es un huracán donde vuelan sentimientos, acción, diversión, educación, ciencia y cuantos constructos queramos añadir, no nos vendría mal saber hacia donde se dirige, hacia donde queremos o querríamos, debemos o deberíamos, dirigirlo. Y, por ejemplo, ver qué puede o debe ofrecer a la sociedad, o si tiene algún sentido convertir en modelos de conducta a profesionales que derivan socialmente en estrellas por una serie de habilidades en una actividad física. O mil temas más.
El fútbol no va a acabar en nuestra generación. Como ente vivo que es, y como parte de la propia sociedad, seguirá vivo para el mundo que vivirán nuestros descendientes. Y los suyos. Y los de estos.
Y ellos tendrán que decidir cómo se relacionan fútbol y sociedad, pero en su momento. Hoy nos toca a nosotros.
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