Machada Gunner
Me costaba creerlo, y tampoco me apetecía. Llevo tantos años –siete ya- viendo a los Gunners decepcionar a tanto a sus hinchas como a los que no lo somos que cuando anoche eché un vistazo fugaz a los resultados internacionales no me sorprendió que perdieran ante el Reading 4-2 en la Capital One. Era el minuto 85, por lo que la lógica indicaba que aquello estaba finiquitado. Pero esa era la lógica formal, no la del fútbol, que es tan loca como imprevisible, y a ella se agarró el Arsenal anoche para dar la vuelta a un partido de época.
Dos minutos tardó Martínez en llevarse un serio aviso de la noche de perros que les esperaba a los suyos cuando entre Hunt y Roberts cabecearon al poste. El propio Roberts abrió el marcador al aprovechar una asistencia desde la banda. Poco después, una internada desde el otro costado de Gunter supuso el segundo, que remató Koscielny en su propia portería. Solo dos minutos más tarde, Leigertwood elevó el tercero al marcador tras un horrible despeje de Martínez. Un cuarto de hora de respiro le dieron los locales al Arsenal, lo que tardó Hunt en cabecear un 4-0 tan lapidario como vergonzoso. Dirán que en los Gunners no jugaban los titulares y es cierto, pero tampoco estaban los once habituales en los Royals. Cuando ya algún que otro hincha visitante se marchaba derrotado a casa, Walcott redujo diferencias en el descuento del primer tiempo. Parecía un gol testimonial, pero no sería así. 7
El descanso transformó a los hombres de Arséne Wenger. Pese al ridículo anterior, aún había tiempo de salvar los muebles para regresar con dignidad a casa. Superada la hora de juego, Giroud, recién incorporado al terreno de juego, reducía la diferencia a la salida de un córner. Los minutos pesaban como una losa, el Reading soltaba latigazos a la contra que amenazaban con hacer aún más grande la vergüenza para los cañoneros, pero en otro saque de esquina Koscielny logró redimirse con el tercero, ya en el minuto 89. Aún había esperanza, por lo que el Arsenal apretó como pudo hasta lograr el empate con más tesón que su clásica delicadeza, remachando a bocajarro Walcott en el 90+6 el 4-4 que daba paso a la prórroga. Lo habían conseguido, levantaron el ridículo inicial para darse una nueva oportunidad ante un rival atónito por lo que acababa de vivir.
La prórroga fue una continuación de la segunda parte del encuentro, con un equipo que se vino abajo ante otro que se comía el mundo. Chamakh anotó uno de sus tres o cuatro goles de esta temporada (?) para poner el 4-5, aunque Pogrebnyak igualó de nuevo el marcador en la recta final del tiempo extra. Parecía que se marcharían a penaltis, pero nuevamente Walcott desequilibró la balanza en un nuevo descuento (curioso récord el suyo, anotando cada gol de su hat-trick en un tiempo añadido diferente) al fusilar en boca de gol una contra. Con el Reading volcado, un error de su último zaguero permitió a ¡Chamakh! volver a marcar, esta vez el definitivo 5-7. Llegado a este punto, creo que me sorprende más el doblete del marroquí que la meritoria remontada. Esto es el Arsenal.
Por si fuera poco esta noche hay plato fuerte en Stamford Bridge con un Chelsea-Manchester United que repetirá el duelo liguero del pasado domingo en la segunda competición copera de Inglaterra, un choque de altos vuelos que promete regalarnos emociones tan fuertes como las que vivimos anoche.
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