Cara y cruz en Avellaneda
Media Avellaneda sonríe mientras la otra mitad llora, un lamento que tan
pronto se traslada a la otra parte del barrio como permite resurgir con fiereza
a cualquiera de sus dos grandes.
La noche del domingo se presentaba apasionante. Con tres equipos pugnando
por el cetro de River (y su liderato), Lanús ya había dado muestras de su
entereza al vencer su choque el sábado para alcanzar la punta compartida con el
Millonario. La pelota, pues, quedaba en el tejado de Independiente y
Racing, cuyas complicadas misiones definirían su condición de animadores
o aspirantes.
La Bombonera abrió la lujosa velada con Boca rehecho en su orgullo tras la
buena imagen mostrada en el Superclásico ante River. Para Independiente solo
cabía la victoria para proseguir su persecución de la punta. Sin embargo pronto
se chafaron sus planes cuando Calleri aprovechó un error grosero del meta Rodríguez para adelantar al Xeneize. Aunque el Rojo igualó la contienda tras el descanso
y Mancuello casi les pone en ventaja, dos tantos boquenses desnivelaron
definitivamente la balanza en favor del cuadro de Arruabarrena, alcanzando a un
Rojo que salvo milagro se despidió de pelear por el título.
La noche nos llevó a un Cilindro que hervía como hacía muchos años no lo
disfrutábamos. El aliento de su gente siempre estuvo ahí, si bien quizá faltó
que el equipo respondiera como hasta ahora. La impresionante atmosfera daba
alas a Racing e intimidaba a un River acorralado las últimas semanas ante las lesiones y cansancio, su propia exigencia, unos rivales hambrientos
y un terrible calendario con 3 finales por dos títulos en apenas siete
días.
Gallardo ha hecho lo posible por sacar adelante la nave millonaria,
aspirando a todo con gran juego por momentos, pero aunque aún pueden ganarlo
todo han perdido frescura y han pasado a depender de otros en el torneo local.
Racing, en una dinámica totalmente favorable, ha vivido las últimas semanas con
la sensación de encontrarse ante una oportunidad histórica, en el momento justo
en el lugar adecuado.
Consecuentes con su fe, los hombres de Cocca fueron creciendo a lo largo del
envite, todo ello pese a que los compases iniciales pertenecieron a un River
que gozó de dos ocasiones inmejorables para anotar. Saja y su defensa se
salvaron, dando aire a una Academia que voló apoyada en la inteligencia de
Diego Milito, los inacabables pulmones de Videla y el esfuerzo colectivo en
perfecta comunión con una grada extasiada.
1-0 ganó Racing, que tiene todo de frente para salir campeón tras trece
largos años de espera. Aventaja en dos puntos a Lanús y River, quedándole
visitar a Rosario Central y recibir a Godoy Cruz. Dos finales, poco para lo que
ha sufrido el club en la última década pero complicadas ante la presión propia,
de sus rivales y de los dos buenos planteles que les quedan por encarar.
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