La tranquilidad es lo que más se busca
El luso festeja su gol ante el Betis, el sábado pasado. |
Joao Félix parece otra persona. Con gran peso de la razón a la vista de los acontecimientos pasados, hay quien le achaca al portugués una actitud que nunca mostró en el club al que pertenece, el Atlético de Madrid. Nada más aterrizar en Barcelona para completar su cesión a la entidad culé, el portugués habló de sueño cumplido. Seguramente que parte del entusiasmo que está mostrando al inicio de esta etapa se debe a ello.
Para mi, si hay que buscar un culpable de su situación en el Atleti, sin duda es él. Nadie cuestiona un talento innegable, que unido a unas excelentes condiciones físicas, le colocan como uno de los jugadores con mayor potencial del panorama internacional. Sin embargo, más allá de cómo se desarrolle esta etapa como blaugrana, lo cierto es que el luso dejo mucho a deber en la capital madrileña. Malas actuaciones, desplantes tanto en partidos como en entrenamientos, pésima actitud en ocasiones, rendimiento bajo en relación a la cantidad de oportunidades (y ya no hablemos en función a su calidad)... Esto chocó mucho con Diego Pablo Simeone, que siempre exige el máximo a sus futbolistas.
El Cholo, que contó con él desde el principio, acabó cansándose del joven atacante hasta el punto de acabar cediéndole al Chelsea. En Londres dejó algunos detalles, como un buen gol en Old Trafford, y muy poco más. No parecía el convulso conjunto blue el mejor destino para él, si bien quizá no tuvo muchas más opciones.
Este verano el asunto ya parecía insostenible. A falta de ofertas, debía salir aunque fuera a través de la fórmula de una nueva cesión. Ahí aparece el Barcelona, un destino que seduce a Joao Félix, con un técnico con una propuesta diferente con el que empezar de cero. Y en un club en el que si nos creemos al delantero (no hay porqué pensar lo contrario) le ilusiona mucho jugar.
Sus primeras semanas están siendo muy positivas. De hecho, ha correspondido con 3 goles sus dos primeras titularidades ante Betis y Amberes (éste último anoche en Champions League). Se le ve suelto, feliz, ofreciendo lo mejor de sí mismo. El tiempo dirá si su actitud muestra una madurez que se le espera para no perjudicarle en su trabajo. Cambiar de ambiente, con nuevo jefe, compañeros y colores, le ha sentado de lujo.
Al final, como una vez dijera un sabio, la tranquilidad es lo que más se busca.
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