La remontada imposible del Bayer Uerdingen – Dynamo Dresden (85-86)
Una de las regiones alemanas que quizá despierte menor interés turístico pero posea mayor tradición futbolera es la de Renania-Westfalia del Norte. Allí donde dicen que Podoslki vive sus últimos días como jugador-hincha de su Köln, donde se disputa el derby más caliente del país entre B.Dortmund y Schalke 04, donde el Borussia Mönchengladbach goza como no lo hacía desde algunas décadas (I & II) es también donde el sinónimo ‘Bayer’ evoca no solo al Leverkusen, sino a un tiempo en el que otro club de la zona con una bella historia compartía exitosamente el patrocinio del gigante farmacéutico. Hablamos del Bayer Uerdingen, hoy KFC Uerdingen 05 desde mediados de los años 90 que actualmente se desempeña en la North Rhine-Westphalia, uno de los 11 grupos de la Oberliga, 5ª división alemana.
Pero, ¿por qué he buceado tan profundo para hablar de un club de fútbol que apenas ocupa la mitad de la tabla en su modesto campeonato? Mezcla de mi vena ‘freak’ y del apasionamiento que siento por la historia de este maravilloso deporte no he podido resistirme a escribir algo sobre una eliminatoria mítica de la brillante y añorada Recopa, en concreto un duelo muy picante al tratarse de equipos de las dos Alemanias, la Federal y la Democrática, el Bayer Uerdingen y el Dynamo Dresden.
Los de la DDR eran un club grande de la Oberliga oriental (actualmente juegan en la 2.Bundesliga), habituado a pelear por los títulos y jugar en Europa cada año. Para el Bayer, equipo ascensor cuyo mayor logro fue ganar la copa de la campaña anterior al Bayern Munich, aquella sería una gran temporada en la que incluso se permitieron soñar con el título de campeón germano a falta de pocas fechas para la conclusión.
Tras dejar por el camino al Żurrieq maltés y al Galatasaray turco, el Bayer Uerdingen encaraba el cruce de cuartos sabedor de la importancia simbólica de una eventual victoria sobre su rival. Tal era el frenesí por imponerse que aplazaron su duelo liguero ante el Hamburgo, aunque la jugada les salió tan mal que perdieron la ida por 2-0 en el Dynamo-Stadion .
El choque de vuelta, más allá del morbo que despertaba por cuestiones obvias, acabó siendo un duelo histórico por el desarrollo del mismo. El vetusto Grotenburg-Stadion acogió un choque que ya desde el primer momento dejó claro que los locales tendrían que tirar de la épica para superar al Dynamo. ¿Porqué? Por que tan solo había transcurrido un minuto de juego cuando Ralf Minge cabeceaba el 0-1. La lógica decía que visto lo visto, los orientales eran mejores y esa volvería a ser su tarde. Pero si este juego fuera tan lógico no nos atraería tanto, ¿no?
Antes del cuarto de hora un córner rematado por Funkel había puesto las tablas, lo que animó a afición y compañeros. Sin embargo, dos peligrosas contras por el sector derecho en el tramo final de la primera parte dejaron el marcador en un desolador 1-3 (Lippmann y Bommer, èste en propia meta)
Los de la DDR eran un club grande de la Oberliga oriental (actualmente juegan en la 2.Bundesliga), habituado a pelear por los títulos y jugar en Europa cada año. Para el Bayer, equipo ascensor cuyo mayor logro fue ganar la copa de la campaña anterior al Bayern Munich, aquella sería una gran temporada en la que incluso se permitieron soñar con el título de campeón germano a falta de pocas fechas para la conclusión.
Tras dejar por el camino al Żurrieq maltés y al Galatasaray turco, el Bayer Uerdingen encaraba el cruce de cuartos sabedor de la importancia simbólica de una eventual victoria sobre su rival. Tal era el frenesí por imponerse que aplazaron su duelo liguero ante el Hamburgo, aunque la jugada les salió tan mal que perdieron la ida por 2-0 en el Dynamo-Stadion .
El choque de vuelta, más allá del morbo que despertaba por cuestiones obvias, acabó siendo un duelo histórico por el desarrollo del mismo. El vetusto Grotenburg-Stadion acogió un choque que ya desde el primer momento dejó claro que los locales tendrían que tirar de la épica para superar al Dynamo. ¿Porqué? Por que tan solo había transcurrido un minuto de juego cuando Ralf Minge cabeceaba el 0-1. La lógica decía que visto lo visto, los orientales eran mejores y esa volvería a ser su tarde. Pero si este juego fuera tan lógico no nos atraería tanto, ¿no?
Antes del cuarto de hora un córner rematado por Funkel había puesto las tablas, lo que animó a afición y compañeros. Sin embargo, dos peligrosas contras por el sector derecho en el tramo final de la primera parte dejaron el marcador en un desolador 1-3 (Lippmann y Bommer, èste en propia meta)
Nadie en su sano juicio habrìa creído en una mínima posibilidad de remontada. ¿Cómo hacerlo, si el equipo que tienes enfrente te ganó cómodamente la ida y te está goleando en casa? Lo que debió suceder en el vestuario del Bayer durante aquellos 15 minutos debe rozar lo mitológico, porque no convencer, sino al menos levantar mínimamente la moral de una tropa sacudida durante partido y medio tiene mérito. Tras la reanudación los federales salieron con todo, aunque no sería hasta el minuto 58 cuando nuevamente Funkel anotaría para el Bayer, esta vez desde los 11 metros tras un claro penalty. Con poco más de media hora por delante faltaba muchísimo por remar, aunque en ese momento el choque se revolucionó súbitamente, cayendo dos goles más del lado local. Gudmundsson (63’) y Schäfer (65’) daban la vuelta al marcador, y lo que es más importante, esperanza a una afición a la que ya se veía en la grada que comenzaba a creer pese a que aún tenían que batir el arco rival dos veces más para completar la gesta.
La credibilidad de ambas defensas quedaba por los suelos, aunque la diversión subía hasta las nubes. Con el partido desbocado, Klinger puso el 5-3 (min. 78’) tras sortear a sendos rivales por el centro y disparar raso desde la frontal. Instantes después, la acumulación de hombres propios en su área acabó con una mano de un defensa del Dynamo, que una vez más transformaba el zaguero Funkel, culminando con su hat-trick una remontada heroica... y todo ello con 10 minutos por jugarse aún en los que podía suceder cualquier cosa.
El cuadro oriental se volcó en pos del gol que restableciera su clasificación (y que salvase su mancillado honor ante semejante remontada), pero una memorable carrera de Schäfer puso el colofón a la noche con el definitivo 7-3 (min.86’). Cuando poco después el húngaro Nemeth decretó el final del encuentro, las 17.000 gargantas del graderío así como sus ídolos se fundieron en una fiesta inolvidable. La gesta, aún recordada por los más viejos (y no tan viejos) del lugar, forma parte de la brillante historia de las competiciones europeas.
El cuadro oriental se volcó en pos del gol que restableciera su clasificación (y que salvase su mancillado honor ante semejante remontada), pero una memorable carrera de Schäfer puso el colofón a la noche con el definitivo 7-3 (min.86’). Cuando poco después el húngaro Nemeth decretó el final del encuentro, las 17.000 gargantas del graderío así como sus ídolos se fundieron en una fiesta inolvidable. La gesta, aún recordada por los más viejos (y no tan viejos) del lugar, forma parte de la brillante historia de las competiciones europeas.
Bayer Uerdingen 7-3 Dynamo Dresden 1985/86 por robertomaspa
Apunte curioso: el técnico del Dynamo Dresden, fue despedido en buena lógica tras aquel varapalo. El mismo era Klaus Sammer, padre del gran Matthias Sammer, que jugó aquel día pero no pudo evitar el descalabro de los suyos.
Por su parte, al Bayer Uerdingen la cuota de heroìsmo se le acabó ante el Atlético de Madrid en semifinales, donde los dirigidos por Luis Aragonés les despacharon tras ganarles ambos encuentros (global 4-2). Poco más se supo en el concierto continental del otro conjunto de la aspirina, que lo ha pasado tan mal financieramente en los últimos tiempos, ya como KFC Uerdingen 05, que incluso llegaron a pedir ayuda a Pete Doherty.
Si los volveremos a ver algún dìa en la élite es una incógnita difícil de resolver, pero lo que nadie les podrá negar jamás es la memorable eliminatoria que protagonizaron aquellos días en los que las dos alemanias volvieron a encontrarse con un balón de por medio.
Por su parte, al Bayer Uerdingen la cuota de heroìsmo se le acabó ante el Atlético de Madrid en semifinales, donde los dirigidos por Luis Aragonés les despacharon tras ganarles ambos encuentros (global 4-2). Poco más se supo en el concierto continental del otro conjunto de la aspirina, que lo ha pasado tan mal financieramente en los últimos tiempos, ya como KFC Uerdingen 05, que incluso llegaron a pedir ayuda a Pete Doherty.
Si los volveremos a ver algún dìa en la élite es una incógnita difícil de resolver, pero lo que nadie les podrá negar jamás es la memorable eliminatoria que protagonizaron aquellos días en los que las dos alemanias volvieron a encontrarse con un balón de por medio.
Comentarios
2-0 y 1-3 al descanso ni el más optimista, y lo mejor es que les sobró hasta un gol.
Por cierto las defensas ... el Dynamo con presionar un poco la salda de balòn y defender correctamente a balòn parado pudo haberse llevado la eliminatoria y el partido tranquilamente, pero este desorden/locura son parte de la belleza del fùtbol.